viernes, 25 de septiembre de 2009

Breve carta al presidente.

Distinguido y excelentísimo Jose Luis Rodríguez Zapatero:

Mi bienamado Presidente, no sé por dónde empezar a escribir esta carta, ni cómo orgarnizarla, ni cómo enfocar la prosa para que una entidad de un intelecto, talante y firmes ideales como los suyos pueda mantener la atención y no cansarse antes de terminar con el primer párrafo.

Ha supuesto tanto para mi vida su permanencia durante ya 6 años en el Gobierno de esta gran Nación que la raíz de mi agradecimiento ha transmutado de deseo a necesidad. Sus contribuciones en mi medra cultural, mi muda de carácter, la mejora de mi posición laboral y el nacimiento de una esperanza por un futuro mejor que tiene simientes en sus palabras y sus medidas, son loables, casi artísticas, tanto que no salimos los españoles de nuestro asombro. Han sido tantas las mejoras, señor Presidente, que no comprendo esas tentativas de agitar a los ciudadanos y ciudadanas propugnadas por los partidos de la oposición de forma tan contumaz y, a su vez, tan ruin, cuya única meta es desprestigiarle, vejarle y sacar a la luz intimidades que poco tienen que ver con su política tan justa. Usted acumula muchos enemigos señor Presidente, pero debería saber que no es porque usted lo esté haciendo mal, sino por envidia, rencor y ansias de poder de esos embusteros y sus vasallos periodistas. No sé si sabe usted que ayer se publicaron las fotos que usted se encargó de censurar, pero siempre hay ratas de cloaca al acecho de cualquier trocito de comida para encarnizarse y dejarlo todo patas arriba. Los vulgares periodistas que tenemos en este país, aburridos y ávidos de cualquier información superficial sobre la vida privada de un político, no solo las han publicado, sino que además han puesto verdes a sus hijas, comparándolas con la familia Monster o con viejas brujas de Europa del Este. Quiero tranquilizarle, señor Presidente, sus hijas no parecen extraídas de ninguna serie de televisión, ni mucho menos de la familia Monster, sin duda sus zapateritas no están tan blancurrias; tampoco parecen mujeres envejecidas de Bulgaria, se ve a la legua que son más jovenes, se lo aseguro Presidente. Me gustó mucho como van vestidas, muy a la moda y además a juego con la piel de Barak Obama y su bella esposa, que fue la única dama que no iba por completo con indumentaria funeraria. Que desfachatez de estas mujeres americanas, Presidente.

Quería darle la enhorabuena por el grupo de ministros que tiene a su cargo, por su elección que de seguro no ha sido motivada por intereses demagógicos, sino para que la política sea lo que tiene que ser, una alegoría de la vida real, y a mí eso me ha sido de gran ayuda, Presidente. No es que esté muy puesto en la política actual, tal es mi confianza depositada en su administración ¿Para que seguirla, si sé que lo va a hacer con maestría y ecuanimidad pasmosas? Esto quizás suene a machista, pero yo no soy machista, usted me ha hecho cambiar; antes sí que lo era, pensaba que todas las mujeres con algún cargo respetable, con estudios o guapas eran superiores a mí, pero ahora, gracias a sus ministras, he cambiado de opinión señor Presidente. Ahora me he dado cuenta de que existen mujeres que son irremediables inútiles, que desempeñan su trabajo de la forma más estúpida, que no saben hablar pese a ostentar cargos públicos, que lo único que quieren es llenarse los bolsillos a toda costa, que creen que la población son una panda de cenutrios que se tragan todas sus mentirijillas, que gobiernan con el mismo arte que los hombres y que son bajas y viles como súcubos sacados de las simas más soeces del infierno. Gracias, ahora ya sé que hay escoria indeseable de ambos sexos y que la selección de todo político, usted inclusive Sr. Presidente, no debe fundamentarse en el género o la capacidad, sino en facultades innatas como lo son la incompetencia, el carisma engañabobos, el ensartar retahílas de disparates sin despeinarse ni inmutarse y el torneo para comprobar quién es que da más latigazos al lenguaje en cuestión de minutos para luego irse a tomar un café con el de la oposición. Es decir, casi (casi por el cafecito) una alegoría de la vida real.

También es de agradecerle que me haya hecho más fuerte por mor de esta crisis que el Estado quiera se alargue tanto cuanto sea posible. Terminé mis estudios no mucho ha, y gracias a que somos uno de los países de Europa con mayor índice de parados estoy sin trabajo después de dedicarle muchos años de mi vida a finalizar una carrera. Al principio me agobié señor presidente, pero ahora ya comienzo a acostumbrarme y me estoy endureciendo, pero si eso se acabase tal vez esta labor de volverme un hombre de acero se quedaría incompleta. Le imploro que, por lo que más quiera, esta recesión y paro alarmantes perduren tanto cuanto esté en su mano. Hará de los españoles y españolas hombres y mujeres mejores y mejoras.

Como pedagogo quiero halagar el sistema educativo y como están lidiando contra viento y marea para combatir el fracaso escolar. Ustedes bien saben que el problema no radica en el sistema, que subyace en que los españoles somos todos unos palurdos y zafios que ya no servimos ni para la agricultura y la construcción porque ahora nos suplantan africanos y sudamericanos o de cualquier lado, yo que sé, hasta los chinos señor Presidente; nuestras especialidades más nobles son beber vino y cerveza, cantar flamenco, la fiesta y la parranda, los toros y las sevillanas, dormir siestas después de inflarnos a gazpacho para después ir al fútbol bien despiertos. El sistema educativo está perfecto , no es un tema perentorio como defienden muchos de sus rivales que no saben que invertarse ya para exprimir los votos, como ahora una loca de Madrid que tuvo la descabellada idea de darle autoridad a los profesores porque según ella los alumnos están ya desatados y las clases parecen una competición a ver quién gasta la broma más pesada al docente. Le prometo que no salgo de mi asombro, Presidente, lo que son capaces de hacer unos con tal de arrancar dos votos. Que estrategias más deleznables. No se preocupe por el sistema educativo, que le bajen los pantalones a un profesor o que estemos creando generaciones de incultos adictos al hachís o cuyos conocimientos de Física y Química se limiten a una serie de televisión no significa que no lo estemos haciendo bien, la culpa es de ellos que son todos unos borricos, y ya se sabe, que quien nace para borrico, del cielo le baja el aparejo. Además, que no sé para qué tanta exaltación, el tema de la educación no es apremiante presidente, hay cosas mucho más importantes en las que incidir, como el matrimonio homosexual, la ley del aborto, la corrupción (que por cierto, ustedes fueron y son y serán incapaces de cometer), las falacias de sus oponentes, las autonomías... y tantas cosas más presidente. El otro día escuché que sus hijas no asisten a la escuela pública, que van a Suiza, pero yo sé que se debe a causas sanitarias. El clima en España es muy malo, como el de Rusia; el protagonista de El idiota también se fue a Suiza por motivos de salud y salió muy reforzado de allí.

Su subida de impuestos, que ya es inminente, me parece muy acertada, estaba ya usted tardando señor Presidente, con los precios de todo aumentados ostensiblemente aprenderemos a ser más austeros, apretarnos el cinturón y a contemplar el mundo con los ojos del hombre que pasa hambre o que no puede tener todos sus caprichitos, igual hasta leemos más, aunque no sé si esto último sería muy aconsejable para los políticos señor Presidente. Creo que su estrategia de crear competencias entre las televisiones de color rojillo por el tema del fútbol es idónea para que no se lea más de lo que se hace. Al fin y al cabo leer es para las personas aburridas, con inquietudes casi sacrílegas y que tienen ganas de aprender y culturizarse, y eso no es típico español, Presidente, no podemos perder nuestra identidad exclusivamente cochinera y cateta.

Pues nada presidente, tan solo me queda alentarle a que continúe por la misma línea en que ha hecho durante todos sus años de mandato. Tranquilizarle por todas las injurias que se calumnian contra usted, y que usted siga a lo suyo, que haga su vida y que no se vea afectada por el trabajo, que no deja de ser un trabajo como otro cualquiera, honrado, humilde y con sueldo mediocre supongo.

Solícitamente,

Antonio Muñoz

P.D: Mal rayo les parta a usted y a toda la clase política y a sus prosélitos comemierda.