lunes, 5 de mayo de 2008

Sin coño no hay amor.

Sin tetas no hay paraíso ¿no? Pues yo creo que sin coño no habría amor ¿qué sería del amor sin el coño? Nada, ni existiríamos. Pues bueno he pensado escribirle algo al coño, ese órgano que es difícil de describir puesto que pocos adjetivos son tan grandes como para estar a su altura. Diré ya a modo de excusa que a mi esto de escribir de este modo se me da fatal, así que ya me acabo de quitar toda responsabilidad. Ah y no es poesía, no me gusta la poesía, ni la entiendo ni la sé escribir.

SIN COÑO NO HAY AMOR.

Ya está aquí la primavera, que la sangre altera dicen ¿Pero es así?

Oh ardiente primavera, tú hermosura de tintes indefinidos, inspiradora de adoración, pasión, frenesí. Oh vibrante Mayo, tú que de flores me rodeas y de polen me empañas dime ¿ Me negarás el pétalo del amor?.

Oh rosado pétalo de rocío salpicado, eras ya beldad en tiempos olvidados. Olor a jazmin, esmeralda. Estigma encarnado, arrebatador de corazones, ramo de flores que anhelan ser engendradas, deseo hasta del anacoreta imperturbable.

Oh quiero sentir tu delirio, ver mis ojos en tus lágrimas reflejados, tu savia hedonista poder saborear, tus tintes y texturas, tu miel dulce y fresca como el relente de la madrugada.

Oh fragancia deleitosa, que exhala ternura y delicadeza, quiero tener la agudeza, mi pétalo rosado, de intensificar tu olor.

Oh piel tersa, suave y aterciopelada, no degrades tu sedosidad y exquisitez por el dormir de la estación. Limpio e inmaculado tienes que estar, para que pueda acariciar tu rugoso terreno, tus labios, besarte, sentirte, olerte y amarte.

Oh fruta prohibida, abre tu valva, que recoja tus frutos, que fertilice tu chirla, dame tu permiso ¡oh mi amor!.

Oh mi tesoro, por bergantes en islas enterrado, te buscaré hasta exhalar mi último aliento y aunque fallezca en el intento, expiraré pensando en ti.

Oh manjar de los dioses, ambrosía en maná empapado, un bocado de tu carne sería una bendición del más azul y grande cielo despejado. Bello diamante, ángel disoluto entre pieles puras.

¡Oh coño! Tú que mi mente dominas, que te amo sobre todo lo demás, ven a mi para siempre, no me abandones jamás. Pero miento y no me gusta en el amor inventar, sí que hay algo que más amo y es la que entre las piernas te suele llevar.

¡Fin!

Saludos, Antonio.